Como cualquier buen padre, quieres que tu hijo aprenda buenos hábitos, como limpiar cuando termina de jugar. Combina su corto tiempo de atención con un poco de frustración y hacer que limpie puede ser un desafío mayor.  Por suerte hay métodos para lograrlo.

Simplifica tu mensaje: el mensaje debe ser simple. En vez de dar un gran discurso sobre las virtudes del aseo, da una frase simple y no lo hagas más complejo. “Terminamos de jugar, ahora hay que guardar. No queremos que se pierdan los juguetes, por favor guarda todo”.

Observa el modo: no pensamos en esto, pero cualquiera que ja pasado tiempo con un niño puede anticipar que la respuesta a esta pregunta-instrucción “Es momento de ordenar” será No. Y ahí comienza el conflicto. En vez, asegúrate que te estén mirando y escuchando, así evitarás un rotundo No.

Separa las cosas: Recoger juguetes puede ser simple, uno a uno hasta terminar. Para un niño, una pieza llena de juguetes variados en el piso es demasiado.  Simplifica partiendo por los libros, luego los peluches, luego los autos y así.

La forma importa: los estudios han demostrado que aquellos que les piden ser un ayudante reaccionan mejor a aquellos que les piden ayuda. No es lo mismo decir “Por favor recoge los LEGO” que “¿Puedes ser un ayudante y recoger los LEGO?

Convencer a un niño de poner atención y finalizar una tarea puede ser un trabajo complejo. Si logras poner estructura, estrategia y paciencia a la tarea, lograrás que sea una rutina.